A medida que las empresas, los gobiernos y las ciudades se encuentran en diferentes fases de reapertura, todos están en un estado constante de evaluación de lo que es seguro, lo que no es y cómo serán las próximas semanas, meses y años.
El papel de los lugares de trabajo cambia, no desaparece. La mayoría de los trabajadores lo hacen de manera remota, principalmente por primera vez, y existe gran interés por ampliar esos arreglos a largo plazo. Ahora profesionistas de distintos sectores se preguntan si un viaje diario a una ubicación central es realmente necesario, no necesariamente buscan abandonar completamente los lugares de trabajo tradicionales.
Diferentes encuestas globales determinan que el 30% considera el trabajo remoto a tiempo completo como el escenario a largo plazo más atractivo. El 64%, en cambio, desea pasar parte de su jornada laboral en una oficina u otro lugar de trabajo “tradicional” y no en casa.
Entre tanto, las empresas buscan cómo reabrir. Los trabajadores son muy conscientes de la falta de estrategia. Hay grandes lagunas en las percepciones de seguridad. Los más cautelosos son quienes están en el sector médico y biotecnología mientras los empleados de servicios financieros expresan relativa comodidad y claridad en sus situaciones.
Sin embargo, existen dos factores comunes en todos los sectores económicos: limpieza mejorada y la no saturación de espacios son pilares de cualquier estrategia de reapertura. Los trabajadores de oficina ponen especial énfasis en el rastreo de contactos, mientras que los trabajadores de fábrica y minoristas son parciales a los controles diarios de bienestar.
El 52% de los trabajadores dicen que se siente cómodo compartiendo información personal como datos de salud y contactos para mantener el lugar de trabajo seguro. Los millennials son los más dispuestos (59%) mientras que los baby boomers son los menos dispuestos (40%).
Las circunstancias personales y familiares son un obstáculo para los trabajadores jóvenes y de bajos ingresos
Todos los trabajadores se enfrentan a desafíos a medida que los lugares de trabajo se reabren, incluidos los temores en torno a la experiencia de construcción a la que volverán, el riesgo de estar expuestos a compañeros de trabajo enfermos y lo productivos que pueden ser en un entorno radicalmente diferente. Sin embargo, los trabajadores de bajos ingresos y jóvenes son más propensos a tener circunstancias personales como el cuidado de niños o el cuidado de ancianos que complican su camino a seguir.
El 70% de los trabajadores de Gen Z y el 68% de los trabajadores milenarios, por ejemplo, están al menos moderadamente preocupados por sus circunstancias familiares o personales al regresar al trabajo, en comparación con el 35% de los baby boomers. Esta preocupación también es más aguda entre los trabajadores de menores ingresos, que tienen 11 puntos porcentuales más probabilidades que sus contrapartes de ingresos más altas de expresar tales ansiedades.
Asimismo, los trabajadores de bajos ingresos también son menos propensos a decir que tienen el espacio para trabajar desde casa a largo plazo (42%) que los trabajadores de altos ingresos (59%).
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