En el hueco de mis manos cabe un árbol de sombra perenne en el que se arrullan las crisálidas y se tejen nidos de tallos tiernos; un corazón sin cicatrices que sustituye al anterior desvencijado; los soles que aún no miro y la textura de la libertad. En el hueco de las manos está el sabor de todas las ausencias y el néctar de todos los encuentros, la voz de la fortuna, el llanto no brotado, dolor que no ha cuajado y la llama aún no encendida. En el hueco de las manos está la cruz, mi osadía, el grito y el silencio, el canto y el poema nuevo.En el hueco de las manos estás tú. Y no está nada ni nadie.Sólo un deseo.

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