"Soñar con la libertad inminente", ¿qué no es ésta que ya se vive, la que me permite abalanzarme a la ventana para aspirar el aroma de limones de madrugada, qué no es libertad el sorber de golpe un vaso de agua al que le cayó la luz lunar, que no es libertad conversar con mi madre en el cielo? No es inminente. Está ya. La libertad está en los ojos y en la punta de los dedos, en los pensamientos y aún en el corazón que adivino y nunca veo. La libertad está en lo que imagino, en mis oraciones y en los cantos de hojas y pájaros, porque las hojas de los árboles son las campanillas más tenues y convincentes de que la vida sigue. La libertad está en las realidades que construyo, en mis recuerdos y en todo lo que amo. En la luz del sol que se aproxima ya, en las nuevas causas que emprendo, en el urdimbre delicioso de un nuevo día. Incluso en la decisión de atrapar unas palabras en una botella. La leyenda será grandiosa y parado
jicamente simple: la vida sigue.
Leerte querida Ivette, siempre es un placer enorme, un gozo muy especial. Te quiero y te abrazo con cariño.